"...Incondicionales, no lloren por mí, ni por ustedes. Llamemos migración al terremoto. Así como siempre habrá una corporación dispuesta a quedarse con los beneficios del intermediario, siempre habrá muchos –de hecho cada vez más– que querrán convertirse en personajes de sus epifanías, en especial en ese virus que es el escritor. Siempre habrá impulsos que conducen a narrar. Siempre sufrimientos, fragilidad, necesidades, engaños, incompletitudes... y siempre hileras de negro sobre blanco albergarán esa aparente singularidad. Siempre también habrá editores bonsai.
Sobreviviré a la gamificación (jueguitos incorporados) de la lectura, a los megabuscadores, a cualquier formato que me apliquen. Los seguiré acompañando en esas horas en que no pueden despegarse de mis historias, de lo que hará o dejará de hacer tal personaje. O hacia dónde va el entretejido de determinada idea. En horas en las que necesitan pasar a otra realidad, que no pueden dormir, o me tragan como a un medicamento. Seguiré poniendo ante tus ojos todas esas historias que sin proponérselo hablan de vos. Haré de puente entre el imaginario de aquella mente solitaria que un día las dejó caer sobre la teclas y ese espacio tuyo, cazador solitario, que dialoga, recrea y las hace propias."