Gracias a ell@s mi aprendizaje es informal, descentralizado, abierto, ubicuo e inclusivo. No me ha costado ni un centavo/céntimo en viajes, traslados, inscripciones, matrículas, materiales, recursos y herramientas de aprendizaje. Sus ideas han convertido mente ordenada en un enjambre de ideas convergentes/divergentes, difusas, inciertas, caóticas con mil interrogantes por contestar. Siento que es mi responsabilidad poner en práctica sus postulados para descubrir la multiplicidad de realidades que me tocará vivir en el escenario educativo. Como profesional del campo de la educación, siento que no debo desconectarme de ell@s. Todos los días saco un tiempo para acceder a sus entornos digitales, a conectarme con sus ideas disruptivas, entender sus controversiales e inesperados cambios pardigmáticos. Me siento en la obligación de mantenerme al día, no solo en el ámbito pedagógico, sino en lo social, cultural, tecnológico, científico, administrativo y político. De modo que al beneficiarme tanto de sus publicaciones, proyectos tecno-educativos, experiencias y conocimientos, lo menos que puedo hacer es compartir con la comunidad educativa todo que hago en los entornos digitales sin esperar nada a cambio.
Esta experiencia disruptiva me lleva a pensar que ya no es suficiente ser un buen educador que sepa explicar conceptos declarativos, reglas y procedimientos a los estudiantes para ayudarlos a aprobar sus exámenes. La excelencia académica ya no se mide por los resultados reflejados en las pruebas estandarizadas. Ahora tenemos que accionar el conocimiento, hacerlo parte de nuestra práctica privada y profesional. No hay otra mejor manera de demostrarle a los estudiantes que el éxito profesional se alcanza cuando salimos de nuestra cómoda sala de clases para adentrarnos en contextos reales donde se teoriza nuestra propia práctica. Es ahí donde habitan los verdaderos marcos teóricos conceptuales que interaccionan en multiplicidad de circunstancias. Es el pozo donde brota la minería de datos cuantitativos y cualitativos provenientes del empoderamiento y la participación de los involucrados. El estudio de fenómenos emergentes es más efectivo cuando educadores y aprendices se sumergen conjuntamente en el contexto real e interaccionan con las variables que intervienen en el mismo. Mientras las variables bajo estudio estén en constante movimiento, los hallazgos de ayer ya no pueden ser iguales a los de mañana. Contemplando los fenómenos estudiados en el aula de manera pasiva -a través de recursos analógicos- para luego administrar pruebas estandadizadas a ser aprobadas es aprender de manera artificial. Replicando experimentos e investigaciones realizadas por otros no tiene nada que ver con el aprendizaje auténtico. Por tanto, gran parte de estas nuevas perspectivas educativas convergen en el hecho de que tenemos que poner mayor énfasis en el aprendizaje orgánico y menos en la instrucción programada.
Via Dr. Doris Molero, Adriana Marichal
adicionar sua visão ...