Necesitamos formas de vivir donde las personas no tengan que depender de jerarquías verticales, si no de posicionamientos horizontales y diversos, donde la diferenciación aporte valor en lugar de restar expectativas. Los derechos ya no irán separados de las obligaciones, los dos actuarán al unísono y uno sin el otro no tendrá razón de se, con ello conseguiremos una mayor igualdad de las personas como indivíduos y colectivos, pero a su vez una diferenciación particularizada que no les hará “perderse” por el camino, ni quedar excluidos o segregados, como sucede ahora.