La persona que guardaba un secreto se transforma cuando el secreto sale a la luz, y sufre una disociación: sigue siendo (en cierto sentido no puede dejar de ser) la persona que conocíamos, y sin embargo se transforma en una desconocida. Y a la vez conocida de otra manera: hay que juntar las dos imágenes, atar cabos, reinterpretar viajes, rituales, costumbres, maneras de ser. Se conoce mejor, claro, en un sentido, aunque se corre el peligro de que desparezca la persona que conocíamos, que ha tenido su realidad, aunque sea la realidad de una ilusión, o de algo que sólo se ve desde un punto de vista. Porque, ¿sobre quién sabemos todo? Sobre nadie.
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